lunes, 12 de julio de 2010

Uno, ninguno, cien mil

(Esta imagen pertenece a marcribo.blogspot.com)



Internet se inmiscuye en todos los aspectos de la vida cotidiana. Redes sociales, microbloggings y sitios web achican distancias, equiparan espacios, pero alejan el contacto corporal. La despersonalización se bifurca y entromete por doquier. Las charlas de café parecen haber sido reemplazadas por caracteres en el MSN, el “vení así te muestro las fotos del viaje” pasó a “las subí en facebook”. No es seguro si estamos más cerca o más lejos.
Dentro de toda esta movida provocada por el suceso de la web irrumpe la ficción, la despersonalización, la imitación. Entonces, parece sonar aquí también la voz de Antonio Tabucchi. Es que hoy en día los adolescentes tienen la libertad de dejar a un lado su identidad, aquella otorgada por sus padres, para mostrarse como un otro. La licenciada en Psicología especializada en niños y adolescentes Paula Martínez reconoce al respecto: “La adolescencia es un período de descubrimiento personal y de establecimiento de una identidad, lo cual implica alcanzar un ‘yo’ estable. El joven intenta separarse de los lazos de dependencia infantiles, y en este proceso, el grupo de pares cumple un rol fundamental, dado que sustituye a la familia del adolescente y permite las identificaciones y los ensayos de diversos roles.”
En fotologs los chicos eligen nombrarse de maneras disímiles y comenzar a ser reconocidos por nuevas características, esas que no los identifican en la vida por fuera de la computadora. Continúa Martínez respecto de la relación con internet: “Este no especificar nombre alguno o renombrarse con nicks que en nada se parecen a los nombres propios podría pensarse como parte del rechazo característico de esta etapa hacia todo lo que implica una dependencia de los padres, y a su vez, como un empeño por lograr una definición más adecuada a uno mismo. Por otro lado, los cambios corporales de esta etapa traen aparejada una gran preocupación por los aspectos físicos del ‘yo’, y dado que por lo general la imagen del espejo no coincide con la deseada, la web sirve de ocultamiento para poder relacionarse o crear distintas personalidades y cambios de identidad. Podría pensarse que a través de estas distintas personalidades creadas por los adolescentes, ellos pueden plasmar diversas fantasías, provenientes de los deseos infantiles que ya no admiten seriamente realización alguna.
Inconformismo, ganas de cambiar, escapar o pura ilusión. Sea lo que sea, los adolescentes eligen no ser más los mismos que los ojos de sus padres reconocen. Parece realidad aquella ficción planteada por uno de los maestros de la literatura italiana, Luigi Pirandello: somos Uno, ninguno, cien mil.

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