jueves, 1 de julio de 2010

El año de la muerte de José Saramago

Por Martín Hartkopf

El escritor, dramaturgo y poeta portugés, murió el 18 de junio en su casa de Lanzarote, España. Luego de luchar por mucho tiempo con una seria afección respiratoria, falleció a los 87 años junto a su esposa, la periodista Pilar del Río.


Quiero hacer hoy buen uso del corazón que tengo, acepto y quiero que tu poder se amplíe a todos los extremos de la tierra, sin que tenga que morir tanta gente, y puesto que de todo aquello que te desobedece y niega dices tú que es fruto del Mal que yo soy y gobierno en el mundo, mi propuesta es que vuelvas a recibirme en tu cielo, perdonado de los males pasados por los que en el futuro no tendré que cometer, que aceptes y guardes mi obediencia, como en los tiempos felices en que fui uno de tus ángeles predilectos, Lucifer me llamabas, el que lleva la luz, antes de que una ambición de ser igual a ti me devorase el alma y me hiciera rebelarme contra tu autoridad, Y por qué voy a recibirte y perdonarte, dime, Porque si lo haces, si usas conmigo, ahora, de aquel mismo perdón que en el futuro prometerás tan fácilmente a derecha e izquierda, entonces se acaba aquí hoy el Mal, tu hijo no tendrá que morir, y tu reino será, no sólo esta tierra de hebreos, sino el mundo entero, conocido y por conocer, y, más que el mundo, el universo, por todas partes el Bien gobernará y yo cantaré, en la última y humilde fila de los ángeles que permanecieron fieles, más fiel que todos porque estoy arrepentido, yo cantaré tus loores, todo terminará como si no hubiese sido, todo empezará a ser como si de esa manera debiera ser siempre (…)No me aceptas, no me perdonas, No te acepto, no te perdono, te quiero como eres y, de ser posible, todavía peor de lo que eres ahora, Por qué, Porque este Bien que yo soy no existiría sin ese Mal que tú eres, un Bien que tuviese que existir sin ti sería inconcebible, hasta el punto de que ni yo puedo imaginarlo, en fin, que si tú acabas, yo acabo, para que yo sea el Bien, es necesario que tú sigas siendo el Mal, si el Diablo no vive como Diablo, Dios no vive como Dios.


Este es solo un pequeño fragmento de una larga conversación que Dios -personificado como un judío rico- Jesús y el Diablo –un pastor humilde- tienen sentados en una barca en medio de un lago. El diálogo en sí forma parte de uno de los libros más controversiales que José Saramago publicó en su extensa carrera literaria: El evangelio según Jesucristo. En él da cuenta de los orígenes de la Iglesia Católica y su máximo exponente, Jesús, pero con una visión realista y humanista. El salvador como un hombre de carne y hueso. Con virtudes y falencias. Un mártir sin elección, llevado a la cruz por su propio padre. Un dios intransigente, elitista, de mentalidad fría y calculadora. Y el Diablo, dibujado como un ser introspectivo, sincero y leal. Ofreciéndole a un Dios bélico y sangriento la posibilidad de perdonar al Hombre y vivir en una era de paz y armonía. Y por supuesto, Dios lo rechaza. Prefiere la tortura y muerte de su único hijo, las guerras “santas” que durante milenios marcaran la vida y muerte de todo aquel que reside en el planeta. Todo por un orgullo demasiado humano para ser divino.


José de Sousa Saramago nació en Portugal en 1922. Su vida estuvo marcada por distintos oficios literarios, ya sea como escritor, novelista, dramaturgo, periodista o poeta. Fuertemente involucrado en la política, fue miembro del Partido Comunista Portugués desde 1969 hasta el día de su muerte, el 16 de junio pasado. En 1998 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, luego de haber publicado libros de poesía, cuentos cortos y novelas de gran importancia como Memorial del convento, El año de la muerte de Ricardo Reis, La balsa de piedra, El Evangelio según Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera.


En cada una de sus obras, Saramago parte de una premisa imaginaria. Un “qué pasaría si…”: la península ibérica se desprendiese del resto de Europa y vagara sin rumbo por el Atlántico; si en una elección presidencial, el 100% de la población decidiese votar en blanco si antes ponerse de acuerdo; un día la gran mayoría de los habitantes de una ciudad ficticia quedan condenados a una epidemia de ceguera blanca; si de improviso, la muerte dejara de existir en un país imaginario.



A Flor Máis Grande do Mondo: relato escrito y narrado por José Saramago


Si bien José Saramago fue un ateo confeso y orgulloso, la temática en varias de sus obras analiza desde un punto de vista divergente las enseñanzas y creencias de distintas instituciones religiosas. Su última obra fue “Caín”, publicada durante el 2009. En ella parte de parábolas bíblicas mundialmente conocidas, como la historia de los hermanos Caín y Abel, tomando al primero como el héroe –o antihéroe de acuerdo al punto de vista del lector- de una narración que lo lleva a distintos puntos claves del viejo testamento.


El mes pasado, la literatura mundial del siglo XX perdió a uno de sus mayores exponentes. Más allá de los premios que ha ganado, el respeto global que Saramago despertó durante su carrera es el mejor galardón. Un autor controversial, pero que supo despertar admiración tanto en ateos como creyentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario