martes, 15 de junio de 2010

Cuando los grandes reviven de pie

Por Lucía Marcolli

Después de muchos intentos por recuperar lo que alguna vez fue el gran cine Cosmos 70 en la calle Corrientes 2046, ciudad de Buenos Aires, su dueño Luis Vainikoff, decidió darle otro sentido a las salas que heredó de su padre Argentino. “El espacio físico pasó a ser de la Universidad de Buenos Aires, pero yo me sigo haciendo cargo del archivo que es lo más valioso”, remarcó Luis. Esta decisión fue tomada un poco a la fuerza por el empresario ya que las clausuras que sufrió el cine durante sus casi 90 años de historia, lo llevaron a la ruina económica.
Al explicar el papel que toma el Estado frente a estos hechos, Vainikoff dice: “Lo que sucede es que a la hora de equipar las salas el gobierno no te brinda apoyo. Tampoco pido que exista un subsidio para cada uno porque sería imposible, pero por lo menos que nos dejen abastecernos con lo que necesitamos”.
Más allá de las trabas burocráticas que el país le puso, sigue apostando a la cultura y transmite su idea: la cinematografía debe servir como sustento a la educación. Por este motivo, antes de entregar la concesión a la Universidad, dictó clases gratuitas para las escuelas que visitaron el lugar y pudieron ver la cronología del cine.

Luis siempre mantuvo la línea de su padre, el cual arrasó con su proyecto que mostró por primera vez producciones internacionales en el año 1929. Así, hasta estos días en los que la piratería intenta destruir las producciones originales y con aquellos que invierten para darle calidad a la pantalla grande, Vainikoff sostiene que “el cine es negocio cuando es masivo, pero también es cultura”.
La realidad es muy diferente a lo que soñó alguna vez Argentino Vainikoff, en donde el éxito de sus proyecciones pretendía abrir el pensamiento de la sociedad y mirar con otros ojos la realidad del exterior. Por estos días, después de haber sido un restaurant chino o una casa de venta de artículos baratos, las puertas doradas que vieron entrar a los fanáticos de todos los tiempos se cierran. “Desde que soy muy chico escucho hablar de la diversidad cultural, pero nadie tomo la iniciativa para que esto se concrete”.


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